La pintura del siglo XVIII
La pintura del siglo XVIII
Por Laura Cotobal y Natalia Aguilar

El segundo matrimonio del rey determinó la llegada de los primeros artistas italianos, como Andrea Procaccini y sus ayudantes, que realizaron la decoración del palacio de La Granja.
En el siglo XVIII nació el neoclasicismo en España y por ello la pintura neoclásica que al no contar con restos pictóricos de la antigüedad grecorromana, se inspira en la escultura, en especial en los relieves, que la dotará de un marcado carácter escultórico.
Tiene distintas características: predominio del dibujo academicista sobre el color, la base de la belleza es la armonía de las proporciones y de las luces, los principales temas serán retratos, mitológicos y cuadros de historia, la luz es clara y difusa, es decir, no interesan los contrastes lumínicos. También, predomina la pintura profana, costumbrista y adquiere un gran desarrollo el fresco.
No se le considera como un pintor neoclásico, la figura culminante en el panorama que ofrece la pintura española de la segunda mitad del siglo XVIII es Francisco de Goya, es pintor difícil de encasillar en un estilo concreto. El hecho de que sus obras ejerzan una importante influencia en la pintura posterior es lo que nos permite considerarlo como “precursor de la pintura moderna“.
Goya es un pintor que cultiva muchas técnicas. La más usual es el óleo sobre lienzo, aunque también lo emplea directamente sobre el muro (“pinturas negras”). Pintó también al fresco como decorador mural y practicó con técnicas de estampación como el grabado, la litografía, el aguafuerte, etc. Goya centrará su atención en la figura humana.